En Semana Santa mis amigos y yo nos fuimos a Acapulco, donde además de ir a la atascada playa y a los antros, pude visitar el fuerte de San Diego, donde solían llegar barcos desde las Filipinas cargados con mármol que venía desde China y con el que se construyeron todos los grandes edificios de mármol que se pueden visitar hoy en día en la Ciudad de México.
Me tocó estar en la semana en la que el Spring Break estaba en su máximo esplendor, debo admitir que los paisajes eran muy atractivos pero si algo simplemente no logré tolerar es como en muchos lugares como restaurantes, antros y centros comerciales, se les daba preferencia a los extranjeros, a esos invasores que cierto es que metieron una cantidad impresionante de billetes al turismo mexicano durante esas dos semanas, entiendo que se les debe tratar bien pero no al grado de discriminar a tus propios connacionales!!
Era increíble como había colas kilométricas en los restaurantes y en cuanto un gringo llegaba, mágicamente había lugares disponibles y entraba sin tener que formarse. En los antros las cadenas estaban repletas y podías estar hasta las 2 de la mañana ahí afuera y simplemente no te dejaban pasar, mientras los gringos tenían su propia entreada aparte y por la que se metían como por su casa.
Emulando los famosos comerciales de Master Card, esto es lo único que me consoló:
- Una botella de agua: 30 pesos.
- Taxi del Princess al Paladium: 250 pesos.
- Collar de perlas falsas: 500 pesos.
- Souvenirs: al 1 x 2 (no es broma)
- Ver como los gringos se divierten como nunca y los estafan como siempre: No tiene precio.