sábado, 30 de enero de 2010

El Calendario Maya

La civilización Maya es una cultura a la que no se le ha dado el crédito que merece en realidad. Con un calendario más exacto que el nuestro, así como conocimientos matemáticos (el uso del 0 que ni siquiera los Romanos descubrieron) y astronómicos, la cultura Maya está a la par de civilizaciones tan grandiosas como Egipto.


Con la aproximación del año 2012 y toda la especulación que se ha hecho alrededor de éste, hay un número que por donde sea que busquen va a estar apareciendo constantemente, el número es una fecha Maya: 13.0.0.0.0.

En este post, hablaré solo un poco sobre el tema del 2012, pero mi objetivo para este post es más bien mostrarles como convertir fechas del calendario Maya al calendario Gregoriano y así puedan entender por qué se ha asignado el 21 de Diciembre del 2012 como la fecha del "fin del mundo".

Antes de comenzar, deben saber algunas cosas. Nuestro calendario lo percibimos de manera lineal, es decir, "infinito" pues conforme pasan los años solo sumamos 1 a la cuenta y al parecer solo avanzamos sin un fin. El calendario Maya es un calendario cíclico, donde cada determinado tiempo, la cuenta regresa a 0 y se reincia el ciclo.

Por este motivo es un poco difícil hacer equivalencias exactas pues a esa diferencia hay que sumarle el hecho de que nuestro calendario Gregoriano tiene un error de alrededor de 4 años desde la fecha en que comenzamos a contar el tiempo. Teniendo esto muy presente ya podemos comenzar.

El conteo del tiempo del calendario Maya comienza hace unos 5000 años. Convertido a fecha Gregoriana, el día es el 13 de Agosto del 3113 a.C. Las fechas en el calendario Maya se expresan con 5 dígitos separados por puntos. Cada uno de estos números tiene su nombre y una equivalencia numérica. Aquí les presento la lista en que se basa todo:

Baktún - 20 katunes - 144,000 días o alrededor de 400 años (394.52 de los nuestros)

Katún - 20 Tunes - 7,200 días o alrededor de 20 años (19.73 de los nuestros)

Tun - 18 Uinales - 360 días o alrededor de 1 año (menos 5 de uno de los nuestros)

Uinal - 20 Kines - 20 días o 1 mes Maya

Kin - 1 Día - 24.017 horas

Estos 5 nombres corresponden a los 5 números en las fechas Mayas, de izquierda a derecha respectivamente. Como ven, el sistema completo es una equivalencia y con éstos podemos convertir cualquier fecha Maya a fecha Gregoriana. Como les dije, la precisión se limita a los años, calcular los meses y los días es mucho más complicado.

Les mostraré 2 ejemplos de conversiones para aclarar el uso de este sistema. Primero probemos con una fecha importante, por ejemplo, el 356 a.C., el año en el que nació Alejandro Magno. La fecha en Maya es 8.15.19.8.2.

Primero tomamos el primer dígito, el Baktún, es decir, el "8" y lo multiplicamos por su equivalente en días del calendario Gregoriano que son 144,000.

8 x 144,000 = 1,152,000 días.

Ahora, pasamos al Katún y lo multiplicamos por su equivalente:

15 x 7,200 = 108,000 días.

Sigue el Tun:

19 x 360 = 6,840 días.

El Uinal:

8 x 20 = 160 días.

Y finalmente el Kin:

2 x 1 = 2 días.

Ahora, tomamos los cinco resultados y los sumamos:

1,152,000 + 108,000 + 6,840 + 160 + 2 = 1,267,002 días.

El paso siguiente es convertir el resultado anterior a años. Para hacer ésto, dividimos el número entre 365.25 (el .25 proviene de las 6 horas extras que "sobran" cada año y que cada 4 años nos dan un día más: 24 horas / 6 horas por año = 4 años = 1/4 = .25):

1,267,002 / 365.25 = 3468.86

Para cuestiones del ejemplo, voy a redondear el número a 3469. Y ahí está, lo último que queda por hacer es tomar la fecha inicial del calendario Maya, es decir, el 3113 a.C. y restarle los años que acabamos de calcular. Si la fecha que deseamos calcular es antes de Cristo, se debe de hacer una resta. Si la fecha es a.D., hacemos el "3113" negativo y sumamos los años que calculamos.

3113 - 3469 = -356

Y ahí lo tienen, un preciso cálculo de años entre fechas Mayas y Gregorianas.

Finalmente, haremos el cálculo del famoso 13.0.0.0.0. Los pasos son los mismos que en el ejemplo anterior, lo único que cambian son las cifras:

Baktún - 13 x 144,000 = 1,872,000

Katún - 0 X 7,200 = 0

Tun - 0 X 360 = 0

Uinal - 0 x 20 = 0

Kin - 0 x 1 = 0

La suma evidentemente es = 1,872,000.

Ahora lo convertimos a años:

1,872,000 / 365.25 = 5125.25.

Lo redondeamos a 5125. Finalmente hacemos el cálculo con la fecha inicial Maya. Al ser una fecha a.D., hacemos el "3113" negativo y sumamos los años que calculamos:

-3113 + 5125 = 2012

Una vez más, es un cálculo perfecto y preciso en lo que a los años se refiere.

Este último cálculo que acabo de mostrarles es la base para toda la teoría sobre el 2012 pues como les mencioné, el calendario Maya es cíclico y según estos cálculos, en el 2012 termina un ciclo (12) y comienza uno nuevo (13). Por eso, hablar de el "fin del mundo" tipo Armageddon o Apocalipsis es impreciso en lo que respecta a los Mayas, pues más que una destrucción y aniquilación del mundo, el "fin del mundo" que yo describiría más bien como el "fin de un ciclo" se refiere más bien a un cambio en la humanidad que se está repitiendo (como ocurre en todo ciclo) acompañado de fenómenos naturales que ya estamos viviendo.

Los Mayas no se equivocaron al medir el tiempo cíclicamente pues los expertos nos sugieren aprender de los Mayas, para que la historia no se repita. Los Mayas vivían en el borde ecológico, ya que explotaban indiscriminadamente su medio ambiente y tenían una enorme base de población, tal y como nosotros lo hacemos hoy en día. Todo lo que faltaba para que el sistema entero desapareciera, era un desequilibrio repentino, como fue la invasión colonial. Ahora, cualquier guerra que se desate, junto con el tiempo y circunstancias en que vivimos, podría ser una peligrosa combinación que podría conducir a una declinación rápida y al derrumbamiento de la civilización.

Aunque la fecha del año 2012 está grabada fuertemente en la antigua piedra, la mayoría de los eruditos modernos sugieren que los Mayas nos legaron una advertencia y no una profecía. Y sea verdad o no, sugiero que la escuchemos.

lunes, 11 de enero de 2010

Galileo Galilei

Con motivo de los 400 años del descubrimiento del telescopio así como la conclusión del Año Internacional de la Astronomía (2009), he decidido dedicarle un post al celebre científico Galileo Galilei, no para revisar su vida y obras, sino para aclarar su hoy distorsionada historia con respecto a sus trabajos y la controversia con la Iglesia Católica.



Galileo Galilei, uno de los astrónomos y científicos mas celebres de su época (s. XVII) y de la historia moderna, fue un hombre cuyos descubrimientos movieron las creencias tradicionales y que sin intención, "contradijeron" la doctrina Católica, lo que ha llevado a que hoy, erróneamente, se le califique como enemigo de la Iglesia y se utilice su nombre para criticar a la Iglesia de enemiga del progreso. Clarifiquemos un poco los hechos.

Galileo apoyaba la teoría heliocéntrica propuesta antes por Nicolás Copérnico. En su obra "Diálogo sobre los principales sistemas del mundo", Galileo expuso esta teoría. Esta obra abrió una gran controversia y en 1616 la Inquisición Romana acuso a Galileo de sostener la teoría heliocéntrica pues parecía ir en contra de lo que la tradición bíblica afirmaba.

Es aquí donde tenemos que detenernos un poco. ¿Era la Biblia, o su interpretación, base para un postulado científico?, la respuesta es no. Galileo sabía esto y se escudo en ese argumento al momento de enfrentar su juicio. Galileo defendió la idea de que el heliocentrismo no era contrario a la sagrada Biblia y explico que las Sagradas Escrituras no pretendían enseñar ciencia, sino que se acomodaban a los conocimientos de cada momento; incluso, demostró como en la misma tradición de la Iglesia se encontraban argumentos que le daban razón a sus postulados.

Entonces, ¿por qué se le considero a la teoría heliocéntrica de Copérnico y defendida por Galileo como absurda y contraria a la tradición?, para contestar esta pregunta debemos remitirnos a la Biblia. En los pasajes Salmo 93:1, Salmo 96:10 y I Crónicas 16:30, se lee lo siguiente: "firme esta el orbe, sin que vacile". El Salmo 104:5 dice prácticamente lo mismo y finalmente en el Libro de Eclesiastés 1:5 se lee: "El sol aparece y el sol se pone y tiende hacia el sitio por donde sale".

Basada en esos pasajes, la Iglesia, bajo una interpretación literal, afirmaba que la Tierra era el centro del universo, que no se movía y que el sol y los planetas giraban a su alrededor, es decir, geocentrismo. En una época donde la Iglesia era especialmente sensible ante quienes interpretaban la Biblia por su cuenta, Galileo fue sujeto a dos juicios, el primero, en 1616, el cual no fue un juicio propiamente, sino más bien una advertencia para que se retractara de su idea heliocentrista. 17 años después, en 1633 un segundo juicio, esta vez, en toda regla, culmino con la sentencia de Galileo a prisión por mantener sus ideas.



Como ya lo he mencionado antes, la lectura e interpretación de la Biblia no se debe hacer literalmente, este es un claro ejemplo del por qué. En su tiempo sus obras fueron prohibidas y colocadas en el Index Librorum Prohibitorum hasta que en 1741, ante la prueba óptica de la órbita de la Tierra, el Papa Benedicto XIV hizo que el Santo Oficio diese al impresor la primera edición de las obras completas de Galileo. En 1757, las obras favorables al heliocentrismo fueron autorizadas de nuevo y retiradas del Index Librorum Prohibitorum. Incluso, el papa Juan Pablo II pidió perdón por los errores que hubieran cometido los hombres de la Iglesia a lo largo de la historia.

Galileo, como fiel creyente, acepto su sentencia e incluso dio gracias a 3 de los 10 jueces que votaron a favor de su absolución. Debido a su buena disposición, la pena fue conmutada por arresto domiciliario, de modo que nunca puso un pie en la cárcel. Galileo paso sus últimos días en su villa de Florencia, donde quedo ciego, enfermo y donde falleció a los 78 años. Esas distorsiones que dicen que fue torturado, sometido y quemado vivo en la hoguera son totalmente falsas.

Galileo no murió enemistado con la Iglesia, nunca fue siquiera considerado hereje. Al final de su vida el mismo afirmo: "En todas mis obras no habrá quien pueda encontrar la mas mínima sombra de algo que contradiga la piedad y reverencia hacia la Santa Iglesia". Su mismísima hija fue monja y ella fue la que recogió su última palabra: "¡Jesús!".

En conclusión, el caso de Galileo es uno que muestra como la ciencia y la religión no deben estar peleadas, solo se deben dar su espacio a sí mismas. Bien se ha dicho que el caso de Galileo abrió “la caja de Pandora” para comenzar la “guerra” entre la ciencia y la religión. Muchas leyendas y hechos se han derivado de los tiempos de Galileo, entre ellas los famosos Illuminati de los que seguramente han escuchado hablar. La realidad es que hoy Galileo es un pilar de la ciencia y al mismo tiempo una prueba de fe, obediencia y aceptación hacia su religión, es por eso que tiene el respeto de ambas comunidades y hoy descansa en la Basílica de Santa Cruz donde en 1737 se le construyó un monumento en su honor.